El gobierno de Fecal ha implantado medidas dictatoriales con motivo de la epidemia de influenza,como la de monopolizar las vacunas, que niega al pueblo pero sí facilita a los políticos.
El 25 de abril, Fecal promulgó medidas dictatoriales con motivo de la influenza. Son disposiciones que le otorgan al gobierno federal un enorme poder discrecional, con el pretexto de luchar contra la influenza, pero sin que se tenga garantía de la bondad de sus intenciones, y de su veracidad. Por el contrario, es un gobierno que llegó al poder mediante el fraude y la violencia, y que se ha hecho cada vez más autoritario, aterrorizando a la población con historias como la del narco y la de la "inseguridad".Contrariamente al cuento del narco, que afecta directamente sólo a los involucrados en él, la epidemia de gripe porciona es una realidad y motivo de preocupación para todos, de lo cual el gobierno de Fecal ha sacado provecho, arrogándose facultades como: aislar a los enfermos y a los "portadores de gérmenes de la misma, así como restringir sus actividades, a su propio criterio; allanar "todo tipo" de transportes y casas, con motivo de la epidemia y establecer una especie de censura de los medios, acerca del tema, es decir, "fijar las directrices informativas" sobre el mismo.
No se sabrá, así, qué tipo de tratamiento están recibiendo los contagiados, si es el caso, en los hospitales del gobierno federal, ni la verdadera situación que reviste el problema.
Si bien dicho gobierno ha seguido una línea de ataque contra el bienestar del pueblo, nunca había llegado al extremo de hacerlo reo de su propia salud, pues ahora resulta que la única garantía que de ella tiene, de que se le tratará adecuadamente, son las palabras de Córdoba y de Fecal.
Una y otra vez, bajo diferentes circunstancias, Fecal pretende instaurar un orden policiaco, a pesar de que los mexicanos ni siquiera lo elegimos en 2006, sino que llegó al poder mediante el fraude y la imposición, y desde él ha estado perjudicando al pueblo de México.
De hecho, las políticas neoliberales al estilo de Fecal, que van en detrimento de las instituciones de seguridad social, de los ingresos y por lo tanto de la salud de los más pobres, sin duda están propiciando el surgimiento de nuevas epidemias y el resurgimiento de enfermedades que se creían ya superadas, pues afectan a una población más desprotegida, como si volviéramos a épocas anteriores a la Revolución Mexicana. Sobre todo, como se pone de manifiesto en el mencionado decreto, el gobierno federal está interesado en monopolizar "La aplicación de sueros, vacunas y otros recursos preventivos y terapéuticos", dejando así a la población desprotegida en términos reales.
Córdoba Villalobos, el secretario de Salud, ha dicho que esa dependencia dispone de los medicamentes antivirales eficaces contra esa enfermedad, pero eso dice solamente, nadie puede alegar razones para creerle.
En el caso de las vacunas contra la influenza, tampoco se protege a la población, alegando que no van a servir de nada, que la OMS no las recomienda, que es un nuevo virus inume a las vacunas, etc. Y eso es lo que el gobierno federal dice a la gente, y por eso se han suspendido las campañas de vacunación, pero nadie puede dudar de que los políticos saben muy bien lo que les conviene y actúan en consecuencia.
Ellos sí tienen derecho a recibir las vacunas que ha monopolizado la SS, pues el mismo día que Fecal hizo oficial la decisión de monopolizar las vacunas y medicamentos, se anunció que a la brevedad empezarán a vacunar contra la influenza a los 500 diputados y al personal que labora en ese órgano legislativo.
Si la vacuna no protege, ¿para qué se vacunan los políticos?. Si el gobierno de Fecal de verdad quiere combatir la epidemia, ¿por qué no se otorga el mismo derecho a todas las personas?. A pesar de las alegadas recomendaciones de la OMSS y de otros pretextos, a los políticos sí los protege el gobierno de Fecal, con el pretexto -que lleva impolícita le efectividad, al menos relativa de la vacuna- que ellos "viajan constantemente por el país, por lo que corren el riesgo de que se contagien del mal".
A ellos sí hay que protegerlos, porque no se van a privar de sus viajes, fiestas y comilonas. A los demás, la opción que nos recetan es permanecer encerrados, con el tapabocas puesto, escuchando y aplaudiendo lo que digan Fecal y Córdoba, quien ya advirtió que ni se nos ocurra ir a la farmacia en busca de algún preventivo, o de una vacuna, porque no las vamos a encontrar: esas son para los políticos.
Cabe preguntarse si el gobierno de Fecal, enemigo del pueblo de México, y en particular de la ciudad de México, va a tener interés en protegerla de una epidemia que a él le viene como anillo al dedo, dándole pretextos para implantar medidas autoritarias, para tener mayor control sobre la población, desplegar su abrumadora y siempre autoelogiosa publicidad, y para perpetrar más fácilmente un nuevo fraude en las elecciones de este año.
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