Como cada año, Vigo acogió la mayor manifestación obrera del 10 de Marzo, pero Ferrol, Corunha, Compostela, Ponte Vedra y otras ciudades e pueblos galegas registraron mobilizaciones sindicales.
El Dia da Classe Obreira Galega es conmemorado principalmente por el sindicalismo nacional y de clase, especialmente la CIG, que fue un año más que la central que más obreros y obreras consiguió convocar.
Los actos empezaron por la mañana, con asambleas de trabajadores y trabajadoras, seguida en Ferrol de un acto de homenaje junto al monumento a Amador y Daniel, los dos obreros ferrolanos asesinados por la policía franquista un 10 de Marzo de 1972. La CIG reivindicó la jornada en solitario, mientras la UGT desistió de manifestarse y CCOO convocó una única manifestación en Ferrol, con una participación de más de mil manifestantes.
En Vigo, la principal ciudad obrera galega, la CIG movilizó a unas 2.000 personas, "en defensa del empleo y de las prestaciones sociales", en tiempos de grave crisis estructural capitalista. En Ferrol, vários cientos de personas participaron en la convocatoria de la CIG, mayoritaria en la comarca, que rechazó confluir con la convocatoria de CCOO y con el acto institucional del gobierno local, en manos del PSOE.
El secretario comarcal de la CIG en Ferrol declaró a los medios que es imprescindible dar los pasos necesarios para convocar, en el plazo de unos meses, una huelga general de carácter nacional galego, contra los favores de los gobiernos a las empresas y el abandono de la mayoría asalariada en un momento de grave crisis económica como el actual.
Además de las ciudades operarias de Vigo y Ferrol, las restantes principales urbes de Galiza tuvieron también manifestaciones convocadas por la misma central sindical, con la destacada participación, en todos los casos, de obreros y obreras de empresas en crisis, amenazadas o en plenos conflictos con los patrones respectivos. Lugo, Ourense, Ponte Vedra, Corunha y A Mariña fueron las localidades y comarcas en que la CIG se manifestó este Dia da Classe Obreira Galega, que tuvo lugar pocos días después de la victoria electoral de la derecha española en las elecciones autonómicas, lo que supondrá afrontar una legislatura de crisis económica con el PP al frente de la administración autonómica.
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