Para
las profesoras y profesores de ciclos formativos del IES Puig Castellar
de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), que enseñan y educan, con
finalidades técnicas y humanísticas.
El titular:
“Bankia y el Ministerio de Educación han suscrito un convenio de
colaboración para el desarrollo de la formación profesional dual [FPD],
aunque aún se desconoce su aplicación práctica” [1]. El presidente de
Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, el ex del BBVA, cree o afirma creer
“que la formación es la mejor inversión para la nueva etapa" de la
entidad”. ¡Que tiemblen los ciclos formativos! ¡Bankia acecha y habla de
la formación como
mejor inversión!
Con el convenio de
colaboración, la entidad financiera, el cuarto banco del país si no ando
errado, se suma al desarrollo de la FPD. De momento, cosa altamente
significativa, ni el banco ni el ministerio saben exactamente en qué
consistirá la aplicación práctica del acuerdo, cuándo se pondrá en
marcha o cuánto dinero se invertirá. Sabemos que no saben nada o dicen
no saber. Las fotografías del encuentro, la publicidad política a la que
tan acostumbrados estamos desde la institución borbónica o alguna forma
de preparar un terreno futuro de dimensiones por ahora imprecisas
parecen ser las razones del anuncio.
La cuestión de fondo: el
Gobierno central (o el gobierno catalán que obra transitando la misma
senda; aquí han llegado a acuerdos con la Siemens) están impulsando la
FPD. Están en ello que diría aquél de bárbaro y criminal recuerdo. Se
toma como ejemplo, aunque a veces se niega, matice u oculte,
el sistema alemán:
los estudiantes de ciclos de grado medio y grado superior, que ya
cursan actualmente una asignatura (no retribuida) en las empresas, la
FCT, de unas 320 horas, pasarán de un 30 a un 70% de su horario de clase
trabajando en una empresa y siguiendo determinadas materias de su
currículo, corporación en la que serán formados-enseñados por técnicos o
trabajadores que no son profesores y donde vivirán un ambiente
cultural, unos valores y unas normas que nada -o muy poco- tiene que ver
con el que se vive en los Institutos (o en algunas escuelas
privadas-concertadas), la institución en la que, no hay que olvidarlo,
los alumnos se han matriculado.
Para don Wert la adhesión de
Bankia, lo expresó con claridad meridiana y sin cortarse un pelo el
pasado domingo en una entrevista en La Sexta, "supone un estímulo, ya
que el mercado entiende las señales que les estamos enviando". El
mercado y los mercaderes lo entienden casi todo si hablamos de asuntos
crematísticos; para lo otro, están negados. Para Bankia, el mercado
aludido por el Ministro, la apuesta es una oportunidad para reforzar "la
nueva etapa" del banco. ¿Y qué será eso, en qué consistirá la nueva
etapa? ¿Acaso que la marca “ha quedado debilitada por casos como los de
las preferentes y
la gestión del ex presidente de Caja Madrid Miguel Blesa”?
¿Toca presentarse con ropajes más modernos, más limpios y aceptables
para la comunidad? Sin ocultar, por supuesto, las finalidades de fondo
(la verdad es la verdad la diga el porquero o el presidente de Bankia):
“Hemos concluido que la FPD es la opción que más se adecuaba a nuestra
entidad por dos razones: es un modelo que merece ser impulsado y es una
forma de acercarnos a nuestros clientes más jóvenes". Borren “un modelo
que merece ser impulsado”, que no dice mucho o dice algo así como “la
nada nadea y el Ser sestea”, y pongan atención en la segunda
observación: acercarse a sus clientes más jóvenes. ¡Los negocios son los
negocios, siempre y en toda circunstancia! ¡Hasta enterrarnos en el
mar!
Hay más. El banco y el Ministerio de Educación se han
propuesto una larga lista de objetivos. Entre ellos: fomentar los
programas de FPD en todas las empresas con las que Bankia tenga
acuerdos, colaborar con la actualización de los conocimientos de los
docentes,… ¿Bankia formando docentes? ¿Estamos hablando también de esto?
¿Mercantilizar, bankerizar la formación del profesorado? ¿Hemos perdido
el juicio?
Los acuerdos, diferenciados, se firmarán también con
las Comunidades Autónomas. En la País Valencià, Bankia “colabora con
450 becas, de 350 euros al mes, que se abonan durante cinco meses del
ciclo formativo del alumno” (en total, 787.500 euros, el sueldazo de
algún ejecutivo). Por cierto, ¿350 euros mensuales? ¿A cuánto sale la
hora de trabajo-formación de los estudiantes? Parece evidente el marco
socio-cultural de la FPD: la desesperación de las familias empobrecidas y
en paro estructural. La estudiada doctrina del shock denunciada por
Naomi Klein.
El papel de Bankia, según la propia Bankia, “es
aportar una remuneración a los estudiantes para que puedan continuar con
su formación, y también facilitarles los acuerdos con las empresas
relacionadas con sus estudios”. ¡Facilitar acuerdos! ¡Que puedan
continuar sus estudios ¡Qué rostro! ¡Qué risa tía Felisa! Añaden: “La
política de acción social de Bankia va a estar muy enfocada a la
educación". ¡Para gritar hasta el infinito y más allá! ¡Acción social de
Bankia orientada a la educación de la ciudadanía! ¡Para que nos pinchen
y no encontruen ni una sola gota de sangre!
Según datos del
Ministerio de Educación, el número de alumnos matriculados en cursos de
FPD y las empresas que se suman a esta empesarial iniciativa “han
aumentado considerablemente del año pasado al actual”. En 2013, fueron
4.292 alumnos; en 2014, alcanza los 9.555, más del doble. Por lo demás,
los empresarios saben muy bien lo que hacen: “los ciclos que más han
adoptado el modelo dual son los de Grado Superior, con un 72% del total
de los proyectos frente a un 28% referido a ciclos de Grado Medio” [2].
Los estudiantes de GS tienen mayor formación, son algo mayores, son más
productivos en los trabajos, necesitan menos ayudas y apoyos en sus
tareas, entienden todo más rápido. La plusvalía fluye a raudales por y
desde su actividad, desde sus enormes ganas de colaborar y su más que
competente saber, adquirido en gran parte de los casos en el denostada
escuela pública.
Pero, ¿de qué va realmente esto de la “enseñanza dual”? De lo siguiente (tomo pie en una información de diario.es) [3]:
No es la primera vez que a Jens, un joven de 15 años, le mandan reponer
la estantería de las bebidas en un supermercado de Berlín ubicado en la
Möllendorf Strasse. Jens está haciendo prácticas en una cadena de
almacenes. Cada año, en Alemania, los alumnos de su edad “tienen que
escoger una empresa, mandar su currículo y realizar un periodo de
prácticas”. La idea, la trascendental, la maravillosa idea, es que
“tengan un contacto con la realidad” más allá de los libros. No la
tienen, según parece, no tocan realidad. Tienen una educación libresca,
un avance cultural que tiene que estar reservado en exclusiva -¡es un
lujo!- a los hijos de las familias de clases medias y altas. Ellos son
carne de cañón, mano de obra cualificada.
¿La tarea de Jens?
“Reponer donde haya huecos”. Una vez que acaban la etapa escolar, el
comienzo de una formación profesional no supone para algunos estudiantes
mayor diferencia. “
En un reportaje de la radiotelevisión bávara
una joven explicaba que acababa de terminar una formación profesional
de minorista y que no había aprendido nada más que en las clases
teóricas”. Aparte de sentarse en la caja y limpiar no hizo otra cosa;
durante unos tres años. Según un estudio de la confederación alemana de
sindicatos (Deutsche Gewerkschaftsbund, DGB), publicado en 2010, el 10%
de los jóvenes estudiantes ha sido “forzado durante su periodo de
formación profesional a realizar tareas que no tenían relación alguna
con lo que estaban aprendiendo”. En ese mismo estudio se asegura que
hasta un 40% de los jóvenes que se encontraban en una formación
profesional “se veían obligados a realizar horas extra no remuneradas”.
¿Horas no remuneradas en “Deutschland über alles”? ¿Nos imaginamos lo
que puede ocurrir en la “marca España y olé”?
Trabajaban por unos
500 euros al mes y en paralelo reciben la teoría. Es imposible vivir
con dicho salario en Alemania. Por ello, “se ven obligados a tener un
segundo e incluso un tercer trabajo”. De este modo, pueden llegar a
superar las 60 horas semanales de trabajo, entre prácticas y teoría.
Como en los viejos tiempos. ¡Así se forman hombres y mujeres duros,
potentes, musculosos, en la Europa del capital (y el mal)!
Hay numerosos
ejemplos en la prensa alemana
de malas prácticas de FPD. Las empresas, nada que ver con la bondad
cristiana, calvinista o no, se aprovechan del miedo de los jóvenes en
periodo de formación. “Jornadas de 12, 17 horas de trabajo con pocas
pausas y en ocasiones sin comer ni beber cuentan los casos más
dramáticos”. El capitalismo, definitivamente, no es un humanismo.
Tampoco el del Deustsche Bank. Nunca lo pretendió de hecho. Los jóvenes
aguantan: sin un título creen que les será más complicado encontrar un
empleo. Empero, tras completar su formación profesional, nadie les
garantiza que encuentren un trabajo. El paro estructural es más que
funcional al sistema.
Marten, un joven berlinés de 25 años,
estuvo dos años estudiando una FPD en la industria alimentaria. Después
vino el paro. Todos sus trabajos, hasta el momento, han sido en empresas
de trabajo temporal. Durante un año y medio estuvo haciendo prácticas
por los 500 euros mensuales citados. Se dio cuenta que era mentira “que
me quisieran contratar al final”. La excusa es siempre la misma: “hay
momentos en que han de bajar la producción y si tienen empleados fijos
les es complicado despedirlos”. ¡Menos complicaciones! ¡La empresa ha de
ser eficaz y sus intereses han de estar en el puesto de mando! ¡No
estamos para tonterías obreras! ¡Los derechos son elucubraciones
teóricas de sindicalistas trasnochados e izquierdistas alocados! Marten
ha ganado unos 4 euros menos por hora que los trabajadores contratados
directamente por la empresa. Es decir, unos 180 euros menos por semana
(las 40 horas fue un sueño de verano), unos 700 euros mensuales menos.
¡Mejor, empresarialmente hablando, imposible! Fuerza de trabajo a precio
de saldo. El low cost de la clase obrera. ¡El género humano es la
trasnacional!
La teoría oficial sigue afirmando, erre que erre,
todos los hechos confirman sus teorías, que el modelo conecta de forma
“más exitosa la formación con la integración en el mundo laboral”. Por
ello el gobierno de Frau Merkel ofreció a varios miles de jóvenes
españoles (sin exclusiones por nacionalidades) venir a Alemania a
realizar una FPD. Unas 33.000 plazas se quedaron o dicen que se quedaron
sin estudiantes. ¡Y lo que no puede ser… no puede ser! ¡Los empresarios
quieren tener domesticada a la fuerza de trabajo!
El ex
ministro de economía y vicecanciller alemán Philipp Rösler, dejando al
margen todos los jóvenes alemanes sin título (se calculan que son unos
dos millones), exhortó en el semanario alemán
Welt am Sonntag con una consigna más que conocida: “¡No se lo piensen! ¡Vengan a Alemania!”. ¡Es el paraíso obrero!
¿Recuerdan el “¡Vente Alemania Pepe!”? ¿Se acuerdan de aquella
demostración inapelable del mal gusto ibérico? ¿A qué el tiempo, como
buen cangrejo, parece caminar hacia atrás? ¿La FPD como modelo formativo
profesional adecuado? ¿Para quién? ¿En ese espejo donde debemos
mirarnos? ¿Esta es la Europa social del futuro que queremos construir
entre todos? ¿Es allí dónde queremos ir realmente?
¿De verdad de la buena o es una broma macabra?
Notas:
[1]
http://www.eldiario.es/sociedad/Formacion_Profesional-Formacion_dual-Bankia-Jose_Ignacio_Wert-Jose_Ignacio_Goirigolzarri_0_217678562.html
[2] Por ramas profesionales: destaca con mucha diferencia las familias
del sector industrial (70%), por encima del sector servicios (29%) y del
primario (1%). Entre las ramas con más proyectos de FPD están
fabricación mecánica (21%), Electricidad y electrónica (13%) e
Instalación y mantenimiento (10%).
[3]
http://www.eldiario.es/internacional/cara-formacion-profesional-dual-alemana_0_149435794.html
Salvador
López Arnal es nieto del cenetista aragonés asesinado en Barcelona, en
mayo de 1939, defendido la segunda República de todos los pueblos de
España, José Arnal Cerezuela.
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