lunes, 21 de octubre de 2013

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Oliver Stone, la historia no contada de EEUU. Bush y Clinton:El triunfalismo americano y el nuevo orden mundial.

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Oliver Stone: La historia no contada de Estados Unidos - Bush y Obama, la era del terror

domingo, 20 de octubre de 2013

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Tavistock y el Lavado de Cerebro - Documental en Español - HD

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martes, 15 de octubre de 2013

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UEFA y RFEF: Un Código de Conducta contra el tráfico de menores en el fútbol



 Me llegó a mi correo esta petición y he firmado. Considero que esto hay que divulgarlo y que se sepa de verdad lo que es futbol-circo sin pan.

  1. Petición creada por
    Madrid, España, España


Esta petición será entregada a:
Presidente UEFA
Michel Platini
Presidente REAL FEDERACION ESPAÑOLA DE FUTBOL (RFEF)
José María Villar
 

Si mucha gente de mi país está dispuesta a arriesgar su vida en una patera tratando de cruzar el Estrecho ¿cómo iba yo a resistirme a la invitación de un europeo bien vestido que me prometió hacerme una estrella del fútbol?
Me llamo Alassane y nací en Mali, en África del Oeste. De pequeño me encantaba jugar al fútbol. Cuando tenía 15 años vino a verme un hombre que me prometió que podía convertirme en una estrella del fútbol en Europa. Mis padres invirtieron todos sus ahorros en pagar lo que ese hombre les pedía a cambio. Pero cuando llegué a Francia, en lugar de llevarme a un estadio de fútbol, me metieron en un sótano durante meses, sin ver un balón.
Lo que me pasó a mí también les pasa a miles de niños africanos, algunos de incluso 12 y 13 años. La FIFA prohíbe que los clubes europeos contraten a menores de 18 años de fuera de Europa. Así que lo que hacen algunos agentes es atraernos con promesas de gloria, y traernos a Europa con becas falsas, contratos de trabajo como jardineros o empleados del bar del estadio, falsificando nuestra edad en el pasaporte. Y si al final resulta que no somos el nuevo Eto’o o el nuevo Drogba, nos dejan tirados y nos abandonan en un país que no conocemos, lejos de nuestras familias y sin dinero.
Al final yo conseguí llegar por mi cuenta a España y gracias a la bondad del Club Deportivo Canillas he podido encontrar una salida digna: juego al fútbol y soy entrenador de niños. Pero se calcula que en Europa hay unos 20.000 chicos africanos que llegaron siendo menores con el sueño de convertirse en futbolistas y que hoy sobreviven como pueden en las calles. 
No quiero que nadie más tenga que pasar por esto. Por eso hace poco estuve colaborando con la película Diamantes Negros, que se basa en mi historia para mostrar esta realidad invisible para mucha gente. Creo que logrará crear conciencia sobre esta situación.  Y para eso también lanzo esta petición. Yo he sido víctima y he sobrevivido, pero muchos no lo consiguen. Mi gran motivación y lo único que pretendo es que esto no vuelva a pasar con otros niños como lo era yo.
Ayúdame a acabar con este nuevo tráfico de menores. Firma la petición y pídele a la UEFA y a la Real Federación Española de Fútbol que aprueben un Código de Conducta contra el tráfico de menores en el fútbol.
Con tu ayuda, todos juntos, podremos cambiar esta situación que ya afecta a muchos niños desfavorecidos de mi continente.

PD. Aquí tienes un canal de Youtube en el que puedes ver los vídeos de mucha gente que está en contra del tráfico de menores en el fútbol.

 http://www.change.org/es/peticiones/uefa-y-rfef-un-c%C3%B3digo-de-conducta-contra-el-tr%C3%A1fico-de-menores-en-el-f%C3%BAtbol
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Trafico de niños en el futbol


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lunes, 14 de octubre de 2013

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La politóloga Ángeles Díez imparte una conferencia en la Academia de Socialismo 21 “Las grandes corporaciones mediáticas son hoy la guerra y el poder”





Circula mayoritariamente la idea en medios alternativos de que las grandes corporaciones mediáticas y, por extensión, los medios de su propiedad, son armas en manos de los poderosos para desarrollar guerras y controlar el poder. Pero la politóloga Ángeles Díez ha ido un punto más allá en la conferencia impartida en la Academia de Pensamiento Crítico de Socialismo 21: estos grandes emporios son “por sí mismos la guerra y el poder”. De hecho, sus principales intereses ni siquiera radican muchas veces en los medios de comunicación, sino en el sector petrolífero y otras áreas de la economía.Basta con remitirse a las pruebas. La industria militar y las empresas mediáticas y de relaciones públicas son las que más dinero mueven del mundo. “Estamos realmente ante un gran negocio”, sentencia la profesora de Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad Complutense de Madrid.
Para analizar la noción de propaganda no conviene incurrir en simplismos. Ángeles Díez la considera en un sentido amplio: “La propaganda es un sistema complejo del que no sólo participan los medios de comunicación; circula en todos los espacios de sociabilidad (escuelas, plazas y bares)”. En cuanto a la propaganda de guerra, cada vez se utilizan mecanismos más sofisticados y eficaces, pues la burda manipulación resulta mucho más fácil de descubrir por el público.
Uno de estos mecanismos es “vender” la guerra como “humanitaria”. Esto se ensayó, recuerda Ángeles Díez, por primera vez en el conflicto de Yugoslavia (1999) y se repitió la doctrina después en las guerras de Afganistán, Iraq, Libia y Siria. ¿Qué significa una “guerra humanitaria”? De entrada, “apelar a las emociones y a la buena conciencia de la gente; pero también presentar el conflicto en términos maniqueos, como una guerra entre el bien y el mal; además, el enemigo encarna una maldad absoluta que ha de ser personalizada, sea en la figura de Saddam Hussein, Gaddafi o Bachar Al-Assad”. Asimismo, proliferan las llamadas a la “libertad” y la “democracia”.
Recuerda Ángeles Díez cómo ya en 1981 el escritor Julio Cortázar alertó en una conferencia, reportada por el diario El País, sobre la manipulación de las palabras. Cómo, al igual que en su día hizo el fascismo, Estados Unidos y el Imperio se apropiaba de términos como “democracia” y “libertad” para realizar un uso espurio de los mismos.
Pero, con independencia de que se bastardeen los conceptos, los mensajes de la propaganda de guerra albergan una carga muy profunda porque, según la politóloga, “no se apela a la razón, sino a sentimientos afectivos y humanitarios, que se manipulan”.
La propaganda de guerra es hoy, en todo caso, muy efectiva. Y lo es por varias razones. Primeramente, porque utiliza como base hechos ciertos (de lo contrario la manipulación resultaría demasiado grosera, aunque en la guerra de Iraq se utilizó directamente la mentira). Por ejemplo, es un hecho real que en Siria se ha usado armamento químico. Pero el paso siguiente, es atribuir su uso (no demostrado) a Bachar Al-Assad. También es cierto que en Siria ha habido manifestaciones pacíficas reprimidas por el gobierno, pero la propaganda convierte estas protestas en “revoluciones”. “Los mismos que hablan y ponen la etiqueta de primaveras árabes en Túnez y Egipto, son los que difunden el término de revoluciones naranjas”, resume la docente.
Además, da resultado la propaganda de guerra porque se apoya en “matrices de conocimiento” ya formadas. En marcos mentales ya construidos. De ese modo, cuando en un informativo convencional se habla de “régimen sirio”, el espectador poco avezado lo asimila a “dictadura” por las “matrices de conocimiento” previamente instauradas. A partir de ahí, cualquier imagen de menores asesinados o edificios derruidos se atribuirán al dictador sirio.
Otro aspecto subrayado por Ángeles Díez que contribuye a que dé fruto la propaganda bélica es la proliferación de eufemismos. Palabras como “régimen”, “intervención militar” o “ayuda a los insurgentes” esconden otras realidades más oscuras. El uso del término “terrorista” también es totalmente interesado.
Pero lo importante es que estos mecanismos, además de propagarse por todos los canales y espacios de sociabilidad, se confunden con la vida cotidiana. La lectura de un cartel callejero en el que se pida “ayuda de emergencia” para Sira se convierte (con una “matriz de conocimiento” ya implantada) en la justificación de una intervención militar.
En el relato mediático sobre los conflictos de Afganistán, Iraq, Libia y Sira se dan, por lo demás, unas pautas comunes: el sufrimiento de la población civil sometida a una dictadura; se “vende” la idea de que son países que suponen una amenaza para el planeta, gobernados por dictadores criminales que bombardean y masacran a su pueblo. Se dice, asimismo, que la población está en contra de los tiranos (sin embargo, en la invasión de Iraq de 2003 no se pudo visibilizar esta oposición interna a Saddam Hussein, como demuestra el muy escaso seguimiento que hubo al derribo de su estatua como colofón a la guerra; por el contrario, las masivas manifestaciones de apoyo al gobierno sirio no han aparecido en ningún medio).
Ángeles Díez también señala otra idea capital en la propaganda guerra de los últimos conflictos: a los opositores se les presenta como “pacíficos” y “no violentos”, por mucho que ahora “sepamos ciertamente quiénes son los llamados rebeldes sirios”; otro elemento es la existencia de una “guerra civil” y un enfrentamiento interno, cuya única responsabilidad recae en un dictador que en ningún caso acepta negociar. Por último, hay una población sojuzgada que pide una intervención militar por parte de la OTAN, la ONU u otros organismos.
Los rasgos apuntados por Ángeles Díez pueden constatarse en textos y discursos. Por ejemplo, el de Obama en la 68 Asamblea General de la ONU respecto a Siria es muy similar al de Bush en el fragor de la guerra de Iraq. “Lo que está sucediendo en Siria es algo que no habíamos visto antes”; “manifestaciones pacíficas de la oposición han sido reprimidas por la dictadura”; “no toleraremos el uso de armas de destrucción masiva”. Hace dos meses también podían leerse en el diario El País (“periódico que está en manos de capital norteamericano”, recuerda Díez) titulares en los que se decía que los refugiados sirios anhelan el ataque de Estados Unidos a su país.
Hay otra cuestión de fondo que está en la raíz de la desinformación: la “saturación informativa” basada en hechos e imágenes con fuerte carga emocional, que impiden realizar un análisis racional a través de un recorrido histórico y, a continuación, plantear un posicionamiento político, explica la docente.
Precisamente los problemas para un posicionamiento político claro son un palmario efecto de la propaganda. Porque, según Ángeles Díez, “a la gente que nos oponemos a la intervención militar en Siria nos dicen que apoyamos a un dictador; lo mismo se hacía en 1991 en relación con la guerra de Iraq y Saddam Hussein”. “Yo no quiero caer en la trampa de elegir entre si el gobierno de Bachar Al-Assad es una dictadura o no”, añade.
Además, “los medios de comunicación son las primeras maquinarias de destrucción masiva”. En consecuencia, habría que preguntarse por qué señalan a Bachar Al-Assad y qué intereses se esconden detrás de estos medios.
Tampoco los medios alternativos, según Ángeles Díez, escapan a las inercias y los mensajes interesados de las grandes corporaciones. “Hay muy pocas voces discordantes respecto al conflicto sirio”, apunta. Pero lo cierto es que resulta muy complicado defenderse de la “propaganda blanda”. Cuando El País, por ejemplo, titula que los refugiados sirios piden un bombardeo de la OTAN o identifica como “revolucionarios” a los opositores sirios, “esto es muy difícil de combatir”, explica la autora de “Manipulación y medios en la sociedad de la información” y “Ciudadanía cibernética, la nueva utopía tecnológica de la democracia”. Por el contrario, si medios como RT o Tele Sur exponen visiones distintas de las oficiales, se les pone bajo sospecha.
Finalmente, dado que la propaganda es un sistema complejo y que abarca un campo muy amplio (“se utiliza tanto para vender una guerra como productos en un supermercado”), combatirla requiere soluciones de gran calado: “hace falta una educación para entender los medios, porque estamos indefensos”, concluye la docente.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=175458&titular=%93las-grandes-corporaciones-medi%E1ticas-son-hoy-la-guerra-y-el-poder%94-
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Las trampas que disfrazan el gasto militar en España



La Marea


El Estado ha recortado hasta su mínima expresión los presupuestos de ministerios vitales, como Sanidad y Educación, pero sigue destinando miles de millones de euros para adquirir armamento. Unas armas de precio desmesurado que raramente se utilizan y cuyo primer objetivo es garantizar la disuasión frente a un posible ataque enemigo. Cazas que se compran a razón de más de 100 millones de euros la unidad se limitan casi siempre a participar en maniobras y a pintar banderas en el cielo de las ciudades españolas durante desfiles militares como el que tendrá lugar hoy con motivo de la celebración del 12 de octubre. La industria armamentística tiene como finalidad última proporcionar los medios que permiten hacer la guerra y de ahí que el gasto militar sea impopular. Conscientes de ello, “los sucesivos gobiernos del PP y del PSOE llevan 15 años engañando a la opinión pública” acerca del alcance real de este gasto en España, denuncia Pere Ortega, coordinador del Centro de Estudios para la Paz JM Delàs, de la ONG Justícia i Pau.
El “engaño”, sostiene este experto, se dirige sobre todo a ocultar el “enorme endeudamiento” que el Ministerio de Defensa tiene en concepto de compromisos de pago por contratos de compra de armas con las industrias que forman parte del complejo militar-industrial: entre 32.000 y más de 37.000 millones de euros, una cifra equivalente al 3% del PIB. Si no se anulan o renogocian los contratos, esta cantidad ingente se deberá abonar a plazos, en principio hasta el año 2025.
Estos contratos -de los que el 80% se cerró entre 1997 y 2004- corresponden a los Programas Especiales de Armamento, eje central de un ambicioso plan de rearme impulsado a partir de 1996, que incluye 19 programas para adquirir carros de combate Leopard, blindados Pizarro, cazas Eurofighter, el avión de transporte A-400M y fragatas F-100, entre otros.
Créditos extraordinarios Pere Ortega explica que esta deuda ha llevado al ministerio a la “suspensión de pagos”. Una bancarrota que sólo se logra posponer gracias a inyecciones de fondos públicos, a través de “créditos suplementarios”, que se aprueban durante el año y que no aparecen en los Presupuestos Generales del Estado (PGE). A no ser que el ciudadano revise el BOE cada día, esos créditos pasan casi siempre inadvertidos para una sociedad a la que se venden desde 2008 unos recortes en Defensa que acaban siendo, como sucedió el año pasado, inexistentes.
En 2012, la dotación del Ministerio de Defensa en los PGE fue de 6.316,4 millones de euros, un 8,8% menos que el año anterior, mientras que Sanidad y Educación sufrieron, respectivamente, recortes del 13,7% y del 21,2%. Pero este recorte en gasto militar ni siquiera se aplicó. La razón, explica el investigador del centro Delàs, es que, como ha venido sucediendo desde la llegada de la crisis en 2008, el presupuesto inicial de este ministerio se vio de nuevo complementado con los créditos aprobados en Consejo de Ministros.
Créditos como el aprobado por el Gobierno, el 7 de septiembre de 2012, de 1.782 millones de euros, una inyección adicional que se destinó a pagar parte de los Programas Especiales de Armamento (PEAS): cazas Eurofighter, helicópteros Tigre, blindados Leopard y otras armas. Por poner un ejemplo, cada Eurofighter se adquiere a unos 120 millones de euros. Construir un hospital comarcal como el de Ronda (Málaga), que cubre un área en la que viven casi 100.000 personas, cuesta alrededor de 50 millones de euros.
A este megacrédito se sumó, entre otras partidas, una transferencia del Fondo de Contingencia (una especie de reserva para gastos imprevistos que tiene el Estado) de 754,7 millones de euros para sufragar las misiones españolas en el extranjero.
El 30 de noviembre del año pasado, el gasto real de Defensa publicado por el BOE era de 9.057, 5 millones de euros. Es decir, que la dotación inicial -que además no incluye todo el gasto pues deja fuera muchas partidas que se disimulan en los presupuestos de otros ministerios-, se incrementó durante 2012, sin contar con los datos mes de diciembre, 2.741 millones de euros, más de un 43%.
En 2013, el guion se está repitiendo. El pasado 31 de julio, según reveló el blog El Boe nuestro de cada día, el ministerio ya había aumentado su presupuesto en 1.806 millones de euros. Los 5.900 millones presupuestados se habían convertido en 7.743 millones. Al igual que en 2012 y en años anteriores, la principal razón de la diferencia entre lo presupuestado ha sido un crédito extraordinario de 877 millones destinados a pagar estos programas de compra de armas.
¿Gastos imprevistos?
Ni los compromisos para pagar los PEAS ni los fondos para las misiones internacionales podían ser gastos imprevistos. Las misiones se habían dotado en los presupuestos de 2012 sólo con 14,3 millones de euros, cuando en los últimos años han venido costando una media de 800 millones, según el centro Delàs. Esta institución deduce de todo ello que los presupuestos se infradotan de forma premeditada, aun a sabiendas de que luego habrá que inyectar fondos y, recalca Ortega, “generar deuda” pública para pagarlos. La Marea ha preguntado a Defensa sobre las cuestiones que se mencionan en este artículo. El ministerio no ha respondido.
El analista Bernardo Navazo, autor de un informe sobre el impacto de la crisis económica en Defensa para el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) del ministerio, matiza la denuncia del centro Delàs: “Es cierto que Defensa aplica trucos contables, lo que no quiere decir que el presupuesto para gasto militar no sea necesario, que lo es, ni tampoco que sea excesivo”.
A sus ojos, el más “censurable” de estos “trucos” es que el presupuesto del Ministerio, en contra de lo que recomienda la propia OTAN, no incluye a todos los organismos que dependen de él ni todas las partidas que integran el gasto militar. “Sólo con añadir el gasto de los organismos autónomos de Defensa, como el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, entre otros, el presupuesto aumentaría 1.500 millones anuales”, explica .
El “escándalo” de la I+D Con un gasto militar superior a lo que se declara y un ministerio en “parálisis económica-financiera” (el eufemismo con el que Defensa describe su ruina), a causa de sus deudas con las empresas que fabrican armas, parece inevitable preguntarse si el Estado no está dispensando un trato de favor a la industria de la guerra. Pere Ortega define como “un auténtico escándalo” la forma en la que se ha subvencionado a estas empresas a través de créditos en I+D concedidos por el ministerio de Industria para desarrollar los Programas Especiales de Armamento.
Cuando en 1996 -siendo secretario de Estado del departamento Pedro Morenés, su actual titular-, se plantea cómo financiar la compra de estas armas, el ahora ministro y sus subordinados idean lo que Ortega describe como una “ingeniería financiera” para que los presupuestos de Defensa no se dispararan. “Como las industrias precisaban de fondos para desarrollar las armas, al gobierno del PP se le ocurrió que el ministerio de Industria les concediera créditos de I+D, a cero interés y con un plazo de devolución de 20 años”. Los dos ministerios, Industria y Defensa, firmaron un convenio según el cual el primero adelantaría el dinero a las empresas de armamento, unos fondos que las compañías debían devolver después no a quien se lo había prestado (Industria), sino a Defensa, cuando este último ministerio pagara las armas. Posteriormente, el departamento que ahora dirige Pedro Morenés reintegraría los fondos a Industria. Con esta complicada fórmula a tres bandas se ocultaba la enorme inversión en armamento y el consiguiente aumento en el gasto militar.
La supuesta I+D en muchas ocasiones ni siquiera era tal. Un experto en el sector, que exige anonimato para ofrecer su testimonio, pone el ejemplo del carro de combate Leopard: “La investigación se redujo a comprar a los alemanes el libro de instrucciones para fabricar el tanque”.
Como descubrió el centro Delàs -gracias a una pregunta en el Congreso que por iniciativa suya planteó el grupo ERC-IU-ICV en 2008-, estas empresas, que han recibido “más de 17.000 millones en créditos”, apenas si habían devuelto el 0,6 % de lo adeudado trece años después del inicio de los programas. Aunque es cierto que el plazo de devolución no ha concluido aún, el centro Delàs cree que ese dinero no se recuperará y que el Estado acabará por condonar los créditos.
En septiembre de 2011, el secretario de Estado de Defensa, Constantino Méndez, del último gobierno del PSOE, reconoció: “No deberíamos haber comprado armas que no vamos a usar, para escenarios de confrontación que no existen y con un dinero que no teníamos ni entonces ni ahora”.
Méndez encargó una evaluación de los PEAS cuyos resultados elevaron a más de 37.000 millones de euros las cantidades comprometidas con las industrias armamentísticas. Según Bernardo Navazo, los actuales responsables del ministerio recibieron esa evaluación y están renegociando con las empresas “cómo compensar y recuperar, que no condonar, los créditos concedidos”.
Baja exigencia ética En un informe de 2009 del centro Delàs titulado El complejo militar-industrial, un parásito en la economía española, se precisa: “La industria militar española se sostiene sobre una base económica anómala: la de un oligopolio de cuatro grandes industrias, que suministran entre un 75% y un 80% de la producción militar en España”.
Estas compañías son EADS-Casa, Navantia, Santa Bárbara-General Dynamics y, por último, Indra, principales beneficiarias de los créditos, ayudas y subvenciones del Estado, comunidades autónomas y otros organismos. Eso no siempre garantiza su viabilidad, pues, por citar el caso de Navantia, 100% pública, que construye los buques del Ejército, el informe precisa que, hasta 2009, la empresa siempre había tenido pérdidas. De ahí que se defina a este “oligopolio” como “parásito” del Estado, que es su principal, y a veces único, cliente.
Además de surtir de armas al Ejército español, estas industrias venden en el extranjero y han convertido a España en el octavo exportador mundial de armamento en 2011. Una actividad que plantea serias dudas éticas, sobre todo cuando se observa que, pese a las supuestas restricciones que impone la ley 53/2007 sobre la exportación de material bélico y la Posición Común Europea en la materia, España vende material bélico a países como Arabia Saudí, Pakistán, Israel y Marruecos. En 2007 incluso exportó las abyectas bombas de racimo a la Libia del coronel Muamar Gadafi.
Luis Mangrané es abogado y miembro del Observatorio aragonés para el Sáhara Occidental. Su asociación es uno de los colectivos que, desde 2010, ha presentado tres denuncias ante la Administración por entender que la exportación de armas a Marruecos, “que mantiene ocupado militarmente el Sáhara Occidental”, viola, no sólo la legalidad internacional, sino también las propias leyes españolas. Sobre el papel, la ley 53/2007 prohíbe vender este tipo de material a países en conflicto y también a aquellos que violen los derechos humanos.
Estas denuncias se han topado con la baja exigencia ética de la que parece hacer gala este comercio en España. La respuesta del Estado ha sido rechazar investigar y tramitar las denuncias, pese a que las asociaciones han presentado pruebas de que vehículos Vamtac (un todoterreno militar) vendidos por España, “han sido usados en la represión en el Sáhara”, deplora Mangrané.
El caso de Marruecos no es el único. España incluso ha modificado su legislación para plegarse a las exigencias de un buen cliente: Arabia Saudí, a quien el Gobierno pretende vender 250 carros de combate Leopard por valor de al menos 3.000 millones de euros. Esta teocracia que en 2011 ejecutó al menos a 82 personas, según Amnistía Internacional, y en marzo de ese año mandó sus tanques a Bahréin para sofocar las revueltas populares, impuso el cambio que se reflejó el 25 de mayo de 2012 en un Real Decreto Ley. La nueva norma abrió la puerta para que el Ejecutivo rubrique contratos de exportación con un gobierno extranjero, cuando hasta ahora eran las empresas las que firmaban dichos acuerdos. El preceptivo informe vinculante de la Junta Interministerial Reguladora del Comercio Exterior de Material de Defensa y de Doble Uso (JIMDDU), integrada por miembros del Gobierno, queda así reducido a papel mojado pues parece inverosímil que el Ejecutivo se deniegue a sí mismo la autorización para exportar armas a otro país, después de haber firmado un contrato para ello.
El hecho de que las actas de la JIMDDU sean secretas subraya otra crítica recurrente a Defensa: la opacidad. No sólo en la venta de armas, sino en aspectos como la conclusión de todo tipo de contratos. La Marea ha revisado los BOE del último trimestre de 2012: de 182 contratos, 97 se negociaron “sin publicidad”.
Las industrias armamentísticas españolas tienen un embajador que suele hacerse acompañar de los ejecutivos de Casa, Navantia y el resto de empresas de este ámbito en sus viajes oficiales: el rey. Juan Carlos I se ha implicado activamente en la negociación para vender los Leopard al régimen saudí, con cuya casa real mantiene estrechas relaciones. Un aspecto no exento de polémica, sobre todo después de que El Mundo revelara que quien pagó la cacería de elefantes del rey en Bostsuana fue la mano derecha en España del ministro de Defensa saudí, el empresario Mohamed Eyad Kayali. La mujer con la que se ha relacionado al monarca, Corinna Sayn-Wittgenstein, resulta que,entre otros negocios, se dedica a cobrar comisiones por intermediar en contratos de defensa, indicó el experto en el sector citado bajo anonimato.
El presidente norteamericano Dwight Eisenhower definió como “complejo militar-industrial” al entramado que conforman las industrias y los miembros de las fuerzas armadas, pero también las instituciones, políticos, empresarios y comisionistas que se lucran con este negocio, personas que, muchas veces, tienen un pie en la política y otro en las empresas armamentísticas.
En España, tenemos un ejemplo de libro: el ministro de Defensa. Pedro Morenés y Álvarez de Eulate, hijo del vizconde de Alesón. Miembro de la nobleza, goza de la confianza del rey, quien, según varios medios digitales, propuso a Rajoy que lo nombrara titular de Defensa. Morenés había sido secretario de Estado del ministerio, precisamente en la época en la que se idearon los PEAS. Fue, pues, uno de los responsables de lo que el centro Delàs define como “una burbuja armamentística” que benefició a un sector para el que luego ha estado trabajando como directivo. Su regreso al ministerio como titular encierra la paradoja de que el hombre que aprobó los Programas Especiales de Armamento ha sido el elegido para solucionar el problema que él y su equipo crearon, o al menos contribuyeron a crear.
La lista de cargos de Morenés en la industria militar es larga. Fue presidente de MBDA España, participada por EADS, que proporciona al Ejército el misil Meteor. También fue consejero de SAPA Placencia y de Instalaza, la empresa que vendió bombas de racimo a Libia y director de Segur Ibérica, contratada por Defensa para proteger a los barcos de pesca españoles que faenan en el Índico. El ministro ha elegido además como secretario de Estado a una persona de perfil similar al suyo: Pedro Argüelles, quien hasta su nombramiento dirigía Boeing-España.
¿Se puede esperar que personas que han vivido de estas empresas y que después pueden regresar a ellas no les otorguen un trato de favor? Joan Tardà, diputado de ERC, no dio muestra de duda alguna al comparar el nombramiento de Morenés con “poner a la zorra a cuidar del gallinero”.
[Artículo publicado originalmente en el número 2 de La Marea y actualizado con información de Daniel Ayllón y Eva Belmonte, autora de El Boe nuestro de cada día]
Fuente: http://www.lamarea.com/2013/10/12/ejercito-armas/

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jueves, 10 de octubre de 2013

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El Pentágono gastó 5 mil millones de dólares la víspera del cierre del gobierno





El Pentágono transfirió miles de millones de dólares a cuentas bancarias de empresarios la víspera del cierre parcial del gobierno de Estados Unidos, que ocasionó la suspensión temporal de 400 000 empleados del Departamento de Defensa.

En total, el Pentágono otorgó 94 contratos en la tarde de ayer en su derroche de dinero anual de fin de año fiscal, gastando más de 5 mil millones de dólares, en una lista que va desde robots submarinos hasta granadas de mano finlandesas y una base de radar montada en una plataforma petrolera marítima. Para poner las cosas en perspectiva, solo el 3 de septiembre, el primer día laboral del mes, el Pentágono entregó 14 contratos.

Aquí están algunas de las adquisiciones más interesantes del derroche de dinero del lunes.

En primer lugar: la Agencia Logística de Defensa (DLA), la rama del Pentágono que proporciona a los servicios armados cosas como combustible y piezas de repuesto. La DLA tuvo el honor de gastar la mayor cantidad de efectivo en un contrato anoche con la asignación de 2,5 mil millones de dólares que otorgó a la empresa de fabricación de motores de aviones Pratt & Whitney, para “partes de repuesto para variados sistemas de armamento” empleados por el Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea y la Infantería de Marina. Otros señalamientos de último minuto del gasto de la DLA incluyeron: 65 millones para cascos militares de la compañía BAE Systems, 24 millones para “Tubos de Onda Progresiva” para amplificar señales de radio, de la compañía Thales, 17 millones para nitrógeno líquido, 15 millones para helio y 19 millones en catres. Sí, catres.

Después fue la Marina. El servicio marítimo gastó cientos de millones de dólares en 31 contratos para comprar desde granadas de mano finlandesas de alta tecnología hasta contratar servicios de limpieza.

Los mayores contratos de ese servicio estuvieron dirigidos a la protección de ataques submarinos a buques. Le otorgó a la compañía Lockheed Martin un total de 139 millones por un sonar que permita a los destructores de la clase Arleigh-Burke detectar buques y minas submarinos. La Marina también empleó 40 millones en la compra de granadas de mano hechas en Vihtavuori, Finlandia, que permiten a “los usuarios elegir el nivel de explosión necesario para la situación”. Otro de 18 millones fue a la compañía Phoenix International Holdings para operar un robot submarino llamado Sistema de Recompresión y Buceo de Rescate para salvar a personas dentro de submarinos hundidos hasta 2, 000 pies bajo el agua.

Sin embargo, no todo lo que gastó la Marina en su fin de año fue para alta tecnología. El servicio también otorgó un contrato de 64 millones de dólares para construir un nuevo muelle de carga de combustible en Point Loma, California. Además, añadió nueve millones de dólares a un contrato de 138 millones ya existente para personal de mantenimiento y limpieza en los centros médicos de la Marina en San Diego.

La Fuerza Aérea, tradicionalmente el mayor derrochador del Departamento de Defensa, estuvo relativamente limitado; solo repartió 17 contratos. Uno de los grandes temas en el gasto de la Fuerza Aérea fue el espionaje. El servicio gastó dinero en satélites espía, vehículos aéreos no tripulados y hasta en aviones que pueden ser empleados para perseguir a traficantes de drogas.

El servicio aéreo entregó a la compañía General Atomics 49 millones de dólares para ayudar a Francia a comprar 16 vehículos aéreos no tripulados MQ-9 “Reaper”. También dio 64 millones a la Lockheed para ayudar a operar satélites equipados con cámaras infrarrojas. Otros nueve millones fueron a la URS Corp. para trabajos de mantenimiento en la flota de aviones espía RC-26B de la Guardia Nacional, que apoyan a las agencias del gobierno en el seguimiento a traficantes de droga. La Universidad Johns Hopkins recibió siete millones del Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea para desarrollar software que pueda monitorear señales de comunicación e imágenes recolectadas alrededor del mundo para detectar “eventos” significativos en tiempo real. Ocho millones van a una compañía llamada McCrone Associates para analizar partículas en orden de asegurar que alguien está cumpliendo las prohibiciones internacionales a los ensayos de armas nucleares. No dice quién es ese alguien o qué tipo de partículas están siendo analizadas.

El servicio también gastó nueve millones en un nuevo gimnasio en la Academia de la Fuerza Aérea que incluye aéreas para entrenamiento CrossFit, espacio para el Club de Triatlón de la Academia y un “estudio de televisión”.

El Ejército solo tuvo un par de contratos relativamente amplios anoche.  El primero fue de 600 millones de dólares esparcido entre nueve compañías para desarrollar proyectos de energía alternativa para el Cuerpo de Ingenieros del Ejército. El servicio terrestre también empleó 200 millones en una armadura corporal de Intercepción hechos por Industrias de Prisiones Federales para la venta a otros países. Además de los mencionados, el servicio otorgó numerosos contratos relativamente pequeños –y relativamente es una palabra importante aquí- para cuestiones que van desde renovaciones en un centro de reserva en Nueva Jersey hasta la adquisición de 60 camiones Mercedes Benz para países africanos.

La Agencia de Defensa de Misiles (MDA) dio a la compañía Raytheon 230 millones para apoyar la operación de la estación de radar de Banda X, con ubicación marítima, que la MDA emplea para detectar lanzamientos de cohetes balísticos en Asia. La MDA también dio a la Trex Enterprises 6 millones para espejos de telescopios impermeables ante los cambios de temperatura.

La Agencia de Reducción de Amenazas a la Defensa, la rama del Pentágono responsable de eliminar amenazas que representan las armas de destrucción masiva, dio a la Universidad John Hopkins nueve millones para investigación en la detección de “material químico, biológico, radiológico, nuclear y explosivos de alto rendimiento”.

Finalmente, el Comando de Operaciones Especiales de EE.UU se involucró en la noche de gasto, otorgando un contrato de 49 millones a la compañía Boeing para el desarrollo en una versión mejorada del helicóptero del Ejército MH-6 “Little Bird”.

Esto muestra que aun cuando el gobierno federal está en cierre y los servicios armados han perdido temporalmente la mitad de su personal civil, el Pentágono puede gastar dinero como casi nadie más.

Tomado de Foreignpolicy
Traducido para Cubadebate por Danay Portal

 Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2013/10/04/el-pentagono-gasto-5-mil-millones-de-dolares-la-vispera-del-cierre-del-gobierno/

 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=174997&titular=el-pent%E1gono-gast%F3-5-mil-millones-de-d%F3lares-la-v%EDspera-del-cierre-del-gobierno-





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