jueves, 30 de julio de 2009

Petróleo, Imperio y sangre: Masacre militar de civiles en Nigeria

La guerra energética
(IAR Noticias) 30-Julio-09

La "guerra contra el terrorismo" en África -que se impone el Pentágono- encubre el verdadero propósito de Washington, que no es otro que la destrucción de los grupos combatientes que buscan una nacionalización de los recursos petroleros de sus pueblos en desmedro de los intereses transnacionales de quienes los extraen, comercializan y controlan. En ese escenario hay que leer el nuevo exterminio masivo lanzado por el ejército nigeriano -entrenado y armado por el Pentágono- contra la población civil y los rebeldes islámicos en el primer país petrolero de África.

Por Manuel Freytas (*)
manuelfreytas@iarnoticias.com
Informe especial

Durante cuatro días de exterminio, y argumentando una guerra contra el "terrorismo talibán", el ejército de Nigeria, cuyo gobierno responde a los lineamientos de EEUU en la región, masacró a más de 600 musulmanes, entre ellos civiles, mujeres y niños.

Luego de una feroz represión de cuatro días, las fuerzas armadas de Nigeria informaron anoche que tomaron la ciudad de Maiduguri, bastión de los islamistas rebeldes que desde el domingo se enfrentan con militares y policías. De acuerdo con el diario independiente Daily de Lagos, capital nigeriana, los muertos superan los 600.

Grupos rebeldes islámicos en este país de diversas religiones y pobreza extrema, pese a ser una potencia petrolera, desarrollaron un conato de rebelión que se extendió rápidamente a las provincias de Borno, Kano y Yobe.

En Nigeria, el octavo productor de petróleo del mundo, viven 140 millones de personas, divididas en más de 200 grupos étnicos, con grandes comunidades de cristianos y musulmanes, los primeros en el sur, los segundos en el norte, y con una importante presencia de creencias animistas tradicionales.

Nigeria es el país más poblado de África y el primer productor regional de petróleo, condición que condena a su población, sobre todo la de la zona petrolífera, a la contaminación de su medio ambiente, a la explotación por parte de las empresas y a la represión oficial ante cualquier forma de resistencia.

Nigeria es uno de los mayores proveedores de crudo a EEUU, y su producción en un día normal de 2,5 millones de barriles se ha visto reducida en un 25% debido a los ataques de grupos nacionalistas radicales que buscan una mayor participación de la riqueza petrolera para sus pueblos, y a los que el Pentágono y Washington caracterizan como "grupos terroristas".

Las grandes cadenas mediáticas imperiales (como ya lo hacen en Irak, Afganistán, Líbano y Gaza) deforman sistemáticamente la represión y matanza de civiles presentándola como una "guerra entre grupos integristas", o una rebelión del "terrorismo islámico" contra los gobiernos africanos.

En general, los mismos patrones operativos (militares y argumentales) utilizados por EEUU e Israel en Medio Oriente, Asia y África, fueron aplicados por los militares nigerianos que el miércoles atacaron una mezquita y asesinaron, según agencias internacionales, a más de 100 personas en cuestión de minutos.

Se trata de la misma fórmula de exterminio en masa de "población sobrante" que EEUU, con la complicidad de la Unión Europea, desarrolla en Sudán, Sri Lanka, Medio Oriente, Irak, Afganistán, y, en general, allí donde se encuentren reservas petroleras o recursos estratégicos para depredar.

Petróleo, Imperio y Sangre

En el marco de la "guerra fría" energética con la Rusia de Putin, el poder imperial norteamericano y sus transnacionales intentan convertir a África en una zona segura de abastecimiento petrolero, en una especie de colchón energético de seguridad frente a un explosivo Irán y Medio Oriente, una imprevisible Asia Central y una cada vez más inestable América Latina.

Desde el marco geopolítico y estratégico de la "guerra contra el terrorismo" EEUU, potencia locomotora del sistema capitalista y sus socios de las grandes potencias sionistas, avanzan en su proyecto de conquista del continente africano para posicionarse en el control de sus reservas energéticas y minerales.

A este proyecto respondió la decisión de la administración Bush de crear el "The United States Africa Command (AFRICOM), un comando de "guerra contraterrorista" que empezó a operar activamente en toda la región en el 2008.

El control geopolítico y militar del continente africano, que produce entre 12 y 14 millones de barriles diarios de petróleo (estimaciones para el 2012), otorga a los EEUU el margen de maniobra y seguridad suficientes que justifican las intervenciones militares en estos países.

Los gobiernos africanos, controlados por oligarquías y "señores de la guerra" financiados y protegidos por Washington, se ven cada vez más impotentes para controlar a los movimientos armados nacionalistas que obstaculizan el saqueo de las transnacionales, como es el caso de Somalía y el Cuerno de Africa.

En este escenario, y siguiendo la nueva doctrina impuesta en la revisión cuatrienal de la Defensa de febrero de 2006, el Pentágono comenzó a desarrollar operaciones militares en alta escala por todo el territorio africano, principalmente en sus regiones energéticas y mineras claves del sur y del norte, creando unidades especializadas dedicadas a la instrucción y el adiestramiento de tropas locales en el "combate al terrorismo".

La estrategia operativa incluye reuniones entre estados mayores de países regionales con oficiales y funcionarios del Pentágono, maniobras y ejercicios conjuntos de las tropas, vuelos sistemáticos de aviones de reconocimiento, localización a través de fotos tomadas por satélites militares norteamericanos, y de provisión de armas y tecnología de alta precisión a las fuerzas implicadas en la "guerra contra el terrorismo".

La estrategia del Pentágono en África responde a un doble objetivo, geopolítico-militar y económico.

Además del negocio que proporciona a las armamentistas y a las contratistas de servicios del Pentágono el incremento de las operaciones militares contra el "terrorismo" en la región, se estima que África y sus regiones proporcionarán, en apenas una década, el 25% del crudo que consumirá EEUU en 2015.

Tener el control del acceso a esas fuentes de recursos se ha convertido en un objetivo estratégico central para Washington y sus corporaciones protegidas por el Pentágono.

La función y misión principal del nuevo mando militar USA para el continente africano, es la de vigilar y controlar las fuentes energéticas africanas, así como sus sistemas de distribución mundial (oleoductos, buques petroleros, y rutas).

Esta misión principal de las tropas imperiales fue enunciada en un principio, por el presidente Jimmy Carter en enero de 1980, cuando describió al caudal petrolero del Golfo Pérsico como un "interés vital" para los EEUU.

Carter, elegido luego Premio Nobel de la "Paz", afirmó que EEUU debería emplear "cualquier medio que fuese necesario, incluyendo la fuerza militar" para enfrentar y neutralizar cualquier intento por parte de un poder "hostil" para bloquear esos recursos estratégicos.

Y eso es lo que están haciendo las tropas norteamericanas y los gobiernos títeres "asociados" como el de Nigeria que utilizan el exterminio en masa de rebeldes y de población justificado bajo el argumento del combate contra los "grupos integristas".


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